EL CUENTO DE LOS LUMPAS
Lorena
es una chica de 12 años. Sus padres y su hermano se habían ido de viaje y
estaba sola en su casa.
-
Que aburrimiento -decía una y otra vez-.
¿Qué puedo hacer? -pensó-. No hay nadie en el chat, no está mi hermano para jugar con él y en la tele solo
hay culebrones, ¡ya se!, leeré un rato. Se fue a su habitación y saco de su
mochila el libro que le habían mandado leer en el colegio. Mientras leía oyó
una voz:
-
¡Eh!, Lorena… -miró a un lado y no había nada,
miró al otro y tampoco había nada-.
-
¡Eh, aquí abajo! -volvió a oir-.
Lorena
encontró en el suelo un duendecillo….
-
¿Qué quieres, duendecillo?
-
No soy un duendecillo -respondió muy
ofendido- soy Lumpi, de la tribu de los Lumpas.
-
¿Y qué quieres…?.
-
He venido a que me ayudes a liberar a mi
tribu…
-
¿Qué?...
- Si, verás, tu padre empezó a escribir hace
tiempo un cuento, te explicaré de qué iba: “Los Lumpas, vivían felices con su
rey, pero este decidió darle el puesto a su hijo, que soy yo. Cuando me iban a
coronar, llegó a nuestro pueblo otra tribu, la de los Umpa, que tomaron las
riendas del lugar y su líder, Umpi, se coronó rey.” Como tu padre, no terminó
el cuento, nos siguen tiranizando y obligando a trabajar para ellos.
Necesitamos que tu padre termine el cuento para poder liberar a mi pueblo.
-
Pero…es que mi padre no está -dijo Lorena- se
marchó de viaje.
-
Bueno, pues entonces, termínalo tú.
-
¿Yo?..¿dónde está el libro?
-
Está en la estantería del desván.
-
Pues vamos allá….a ver, a ver… ¿dónde puede
estar?...¿De qué color es?
-
Marrón -respondió Lumpi-.
-
Ah, ya lo encontré, volvamos a mi habitación
y allí lo terminaré.
Un
día -empezó a escribir Lorena- entró sin ser visto Lumpi y atacó a Umpi por
sorpresa.
Empezaron a luchar con sus espadas y Umpi se subió a un balcón para
que no le diera,
pero perdió el equilibrio y cayó, muriendo en la caida. Tras
esto, Lumpi fue coronado rey y
los Lumpas fueron felices para siempre.
-
¡Ya está! -gritó Lorena- ya lo he terminado.
-
Pues vaya un final más chapuza –dijo Lumpi.
-
Lumpi, no seas desagradecido…
-
Está bien, sólo era una broma, muchas
gracias, ¡adiós! –y Lumpi desapareció.
Lorena,
siguió leyendo y por increíble que parezca, no le extrañó nada de lo ocurrido.
Autora:
Celia Rivero Ruda.
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